Instalada en Suiza desde los años 90, la vida de Silvana Solivella transcurre entre miles de viajes desde su España natal a su país de adopción. Este incesante vaivén, hecho de reencuentros y separaciones, constituye su día a día y representa una clave de lectura esencial de su obra.
Esta existencia desdoblada o alternada refleja naturalmente cómo la artista entiende cuestiones de procedencia y de pertenencia.
El pasado es siempre un punto de vista del presente. El recuerdo no es un resurgir del pasado sino una manera de dar sentido, de arrojar luz sobre aquello que somos aquí y ahora.

Silvana Solivella captura precisamente esta estrategia sutil de la imaginación que ilumina, que ensalza a los seres y los lugares que han formado parte de nosotros pero que el
tiempo va ensombreciendo en nuestra conciencia.
Las partículas de luz, los efectos de espejo y los resplandores que animan sus composiciones artísticas expresan precisamente esta necesidad vital de vestir lo ordinario de fiesta y de magia.
Extracto de la biografía
«Re-encantar la memoria»
Salvatore Bevilacqua.